La única vez que había agarrado una bocha de rugby en algo parecido a un partido, fue una tarde de gym, en tercero de Junior School. Fue esa y nada más que esa, la experiencia propia que tuve con el rugby hasta este año. El porqué de esa situación no se debía a que nunca hubiese tenido deseos- créanme cuando les digo que siempre soñé con poder entrar a jugar un partido – sino debido a un problema de cadera. Crecí viendo a mis amigos jugar ese deporte y hablar maravillados de las sensaciones que les brindaba.

Disfruté viendo jugar al Prachu y a su generación, envidiando a cada segundo la oportunidad que se me había negado desde siempre. Pero este año tomé una decisión. Iba a dejar de lado el problema de cadera. E iba a ir a practicar en Old Boys. Quien me impulsó mayormente a empezar y me llevó  practicar por primera vez fue José Viana.

Los nervios eran imponentes, me presentaron al grupo, y de golpe empezó todo. Empezaron las pasadas con tijeras en las puntas…y zas! La primer cagada, la falsa tijera y zas!, la otra!…y sumado a eso, la falta de aire para correr.

Para empeorar los nervios, tenía al lado al Negro Bado (leyenda en los cometarios juveniles de mi infancia), así que no podía parar de pensar que en cualquier momento me iban a decir “Parà pibe, sentate un ratito y mirà hasta que le agarres la mano…”

Pero eso nunca pasó.

Cada uno de los jugadores enseñaba en vez de criticar, me daban pa`delante, corría con la ventaja de conocer a varios como el “Rica”, el “Prachu”, etc…pero por eso mismo me daba miedo hacer todo mal…

Cuando fui por primera vez a practicar fui con la esperanza de poder llegar a jugar algún partido cerca de mitad de año- y eso si andaba bien- nunca pensé que a las dos semanas César me iba a dejar entrar unos minutos en un amistoso contra Pucaru.

Y ahí se acabó la historia. Fue alucinante estar dentro de la cancha con esa gente que se rompía el culo en las prácticas y que duplicaba todo ese esfuerzo durante todo el partido.

Después vino Paysandú por el campeonato y Cèsar me volvió a poner, pero de titular. Era un sueño cumplido, por más que sabía que la titularidad se debía a que Márquez, no apareció.

El tiempo pasaba y el deseo de ir a práctica aumentaba, el querer jugar era una obsesión. Un montón de fenómenos me ayudaron de una forma invalorable, Guido me brindó una confianza espectacular como capitán, dentro y fuera de la cancha, apuntalada por los demás, sobre todo Juanchi Baldomir, Prachu, Merengue.

También el Negro Bado, el Toco y Carlos Peña, a quienes enloquecí en las prácticas con mil preguntas y me aconsejaron sin quejarse.

Cuento todo esto porque es lo que más me sorprendió de este deporte, la unión que hay dentro de la cancha y en las prácticas. No existe frase más verdadera que “todos tiramos para el mismo lado dentro de este cuadro”.

Me pregunto si el resto de los cuadros de acá son así.

En conclusión, mis horizontes se agrandaron y mis sueños se cumplieron. Todo lo que quería era poder dar una mano, por más chica que fuera, para que se  lograra el campeonato.

Gracias a la confianza de Cesar y del equipo pude jugar contra Polo y los belezas, de titular, en partidos eliminatorios, con todo lo que eso implica.

Y se logró el campeonato. Y pude dar la vuelta con mis amigos, compañeros, el “Prachu”. Créanme que es algo que nunca voy a olvidar, y se lo debo a todos ustedes.

A lo que aspiro hoy por hoy, es a llegar a tener los huevos y el juego que tienen todos los jugadores de Old Boys. Sé que está lejos, pero con la ayuda de “Yayo”, “Toco”, el “Negro”, el “Baldo” y todos los que se enorgullecen de llevar la azulgrana, ya sea puesta, o en el alma, espero lograrlo.

Aguante Old Boys, por hoy, por siempre.
Sebastián “Chita” Praderi, Octubre 2000

También el Negro Bado, el Toco y Carlos Peña, a quienes enloquecí en las prácticas con mil preguntas y me aconsejaron sin quejarse.

Cuento todo esto porque es lo que más me sorprendió de este deporte, la unión que hay dentro de la cancha y en las prácticas. No existe frase más verdadera que “todos tiramos para el mismo lado dentro de este cuadro”.

Me pregunto si el resto de los cuadros de acá son así.

En conclusión, mis horizontes se agrandaron y mis sueños se cumplieron. Todo lo que quería era poder dar una mano, por más chica que fuera, para que se  lograra el campeonato.

Gracias a la confianza de Cesar y del equipo pude jugar contra Polo y los belezas, de titular, en partidos eliminatorios, con todo lo que eso implica.

Y se logró el campeonato. Y pude dar la vuelta con mis amigos, compañeros, el “Prachu”. Créanme que es algo que nunca voy a olvidar, y se lo debo a todos ustedes.

A lo que aspiro hoy por hoy, es a llegar a tener los huevos y el juego que tienen todos los jugadores de Old Boys. Sé que está lejos, pero con la ayuda de “Yayo”, “Toco”, el “Negro”, el “Baldo” y todos los que se enorgullecen de llevar la azulgrana, ya sea puesta, o en el alma, espero lograrlo.

Aguante Old Boys, por hoy, por siempre.
Sebastián “Chita” Praderi, Octubre 2000